La dependencia al alcohol, se cataloga como una enfermedad crónica y compleja del cerebro; con componentes biológicos, psicosociales, y socieconómicos. Además, el abuso de alcohol frecuentemente está asociado a trastornos psiquiátricos como; la depresión y/o trastornos de ansiedad, entre otros. Los pacientes psiquiátricos tienen un riesgo aumentado de desarrollar drogodependencia y los pacientes drogodependientes también muestran un mayor riesgo de presentar otros trastornos psiquiátricos. Situaciones de estrés que provocan ansiedad puede desencadenar el abuso de drogas y alcohol. En la actualidad vivimos sometidos a situaciones de estrés por periodos largos, y algunos sujetos tienden a consumir alcohol y a recaer en el uso de éste ante situaciones que amenazan su integridad física o por causas emocionales. Este tipo de escenarios son los que repetidamente llevan a la necesidad de iniciar el ciclo adictivo, que consiste de diferentes etapas: el consumo inicial, intoxicación, uso prolongado de alcohol, abuso y el deseo incontrolable por seguir consumiendo la sustancia. El comprender este ciclo y buscar un tratamiento, es parte de los retos en el campo de las adicciones.

Actualmente, se sabe que la exposición crónica y aguda al alcohol induce cambios a nivel transcripcional, que a su vez conllevan a cambios en la actividad de diversas proteínas que regulan procesos fundamentales en la homeostasis celular; entre ellos, el estrés oxidativo, la sobrevivencia y muerte celular, así como alteraciones en la comunicación neuronal a corto y largo plazo. Todos estos cambios alteran la neuroplasticidad en regiones del cerebro involucradas en la memoria y el aprendizaje. Una característica común entre dichos procesos, es que son regulados por cascadas de señalización complejas que últimamente inducen o reprimen la expresión de genes en respuesta al consumo de alcohol.

Nuestro trabajo sobre los efectos del consumo de alcohol en roedores, se enfoca principalmente en el estudio de las vías de señalización relacionadas a la neuroplasticidad; específicamente a cambios en la conducta: desarrollo de la adicción, la ansiedad asociada a la abstinencia, el deseo por seguir consumiendo la sustancia a pesar de las consecuencias adversas que ésta ocasiona como, alteraciones en memoria y aprendizaje; que resultan de la actividad e interacción de diversas proteínas y de los cambios a nivel transcripcional de los genes que las codifican. Son dos las vías de señalización que nos interesan: aquellas activadas por los neuropéptidos llamados orexinas y el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Las orexinas y el alcohol, activan a la subunidad alfa de la proteína heterotrimérica Gs, que a su vez, activa a la proteína cinasa A (PKA), lo que conlleva a un incremento en la actividad del factor de transcripción CREB. Adicionalmente, existe evidencia de que el alcohol incrementa los niveles del BDNF; éste factor neurotrófico está involucrado en los procesos de memoria y aprendizaje (neuroplasticidad), mediante la activación de las cinasas ERK1/ERK2.

Dra. Marcela Morales Mulia
Responsable del Laboratorio
Tel. 554160-5081